martes, 18 de noviembre de 2014

Los ojos

Los ojos son el espejo del alma. Mirad a la auctoritas! Cuantas veces nos lo han recordado... Sin duda es un tópico. Y de tanto escucharlo, como todos los tópicos, este también ha perdido su gracia original. Pero podemos decir que, también como todos los tópicos, dice la verdad. Nuestra mirada nos delata a menudo, hasta cuando hacemos todo lo posible para disfrazar nuestras emociones.

Pero los ojos – para ser más exactos, la piel que los rodea- son también el espejo de la edad. Cuando pasas la frontera de los treinta, aunque no tengas arrugas marcadas, igualmente vas notando que a tu cara le está pasando algo. Ya no te ves como antes. Parece que, de forma casi imperceptible, el conjunto de tus volúmenes va cediendo a la fuerza de la gravedad. Puede ser que no quieras admitirlo, pero por tus adentros empiezas a entender que, por mucho que te esfuerces en no querer verlo, te vas haciendo mayor.

Personalmente, hace unos años que tengo 35 y pienso quedarme aquí mucho tiempo más. No me importa. Estoy contenta así. Es cierto que, para conseguirlo, tengo que hipotecar parte de mi sueldo... Y castigarme con una rutina larga y tediosa. Antes no era así. He de confesar que, según como, podía llegar a meterme en la cama sin desmaquillarme. Arggg!

La piel del contorno de los ojos es la más frágil. La mía encima es muy sutil: siempre ha dejado entrever a los demás los pequeños vasos sanguíneos que la alimentan. Pero, como he dicho, antes esto no me importaba mucho. Convivía con mis ojeras, oscuras de verdad – tipo oso panda, para que nos entendamos – sin hacer uso de corrector alguno.

He de decir que el corrector es para mí un producto muy antipático. Aun hoy a mis 35 años soy reacia a ponérmelo. Y, si de bases tengo unas cuantas, de correctores solo tengo uno, dos si cuento el iluminante. Soy de aquellas personas que prefieren el cuidado de la piel al camuflaje.

Antes de continuar, me gustaría precisar una cosa, porque creo que aún no lo he hecho. Como la mayoría de las mujeres a las que nos gusta el mundo de la skin care y del make up (a que ha sonado bien?!), yo tampoco soy una profesional de la estética. Más bien soy una adicta. Por eso, lo que escribo aquí es simplemente el resultado de mi experiencia personal y no quiere ser un decálogo para las demás. Todas encontramos nuestra rutina y esta es la mía… de los últimos meses.

Desde hace un año, he optado para utilizar dos cremas de contorno: una para el día y otra para la noche. Básicamente, necesito nutrición, porque noto que al final del día la piel se me reseca bastante, haga frio haga calor. Además necesito algo que me desinfle los párpados a primerísima hora de la mañana que es cuando me levanto.

He probado muchos productos, de alta perfumería y de medio coste, bio y de farmacia… Tengo la curiosidad de un simio africano y puede que por eso aún no haya dado con el contorno perfecto. Lo único que tengo claro es que tiene que tener una consistencia untuosa y mantener la sensación de hidratación a lo largo del día laborable.
Ahora me ha dado para volver a una marca que conocía de antes… En el ámbito de la skin care como en economia también es cuestión de ciclos…

Los dos productos que ahora mismo estoy utilizando son de la marca Kiehl’s. Kiehl’s, como muchos ya saben, es una casa americana, heredera de una antigua y entrañable farmacia de Nueva York fundada en 1851. Una larga tradición sin duda… evidentemente hoy la farmacia en si ya no existe: ha quedado fagocitada dentro de una compañía de dimensiones despropositadas que engloba otras grandes marcas. Sin embargo, la magia del márquetin es muy poderosa y cuando entras en una de las tiendas de Kiehl’s tienes la sensación de entrar en una especie de botica de las de antaño.


Más allá de todo esto, queda que sus productos son bastante buenos, aunque algunos contengan parafina líquida o alguna que otra silicona… Pero no quiero ponerme en modo talibán, todo lo contrario. Las dos cremas para el contorno de ojos que he comprado me gustan mucho y las utilizo con constancia cada día desde hace casi dos semanas. Son las siguientes:

  • Powerful Wrinkle Reducing Eye Cream (37,50 euros)

En la página web, dicen de ella que contiene Cobre PCA y Calcio PCA, que "repara visiblemente las arrugas y refina la textura de la piel".


  • Midnight Recovery Eye (28,50 euros)
En la página web, dicen de ella que "disminuye la apariencia de las lineas de expresión; reduce bolsas y ojeras; está libre de parabenos, aceites minerales y siliconas".

De momento, solo puedo decir que amb son confortables, tienen una textura agradable y mantienen el contorno de ojos bastante hidratado. Pero también he añadir que yo tengo un aliado valioso del que os hablaré en otra entrada, cuando esté más segura de las combinaciones cabalísticas que estoy haciendo. 

Para acabar, yo las he comprado en el corner Kiehl’s del Cortes Inglés de la plaza de Catalunya de Barcelona, en una de mis incursiones del jueves al mediodía. Esta vez de verdad necesitaba los productos, pues se me habían acabado los anteriores.

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