En la clase de inglés del sábado por la mañana, la
profesora – una chica encantadora proveniente de la lejana Escocia – nos ha
propuesto hacer una lista de New Year’s
Resolutions. Se trata de una lista de buenos propósitos para el año que
acaba de empezar. Otra Wish List… pienso
yo. Pero, no exactamente. En este caso, la lista se centra en las aspiraciones
de cada uno de nosotros como personas y no en las compras. Poniendo orden entre
mis planteamientos, he preparado la siguiente hoja de ruta para el primer
semestre del 2015. Una hoja de ruta sujeta a ratificación y mejora según se
vea.
En primer lugar, aparte de conseguir perder peso,
que es lo que desea todo el mundo en el mes de enero, me gustaría, en general,
ser más feliz. Ya sé que suena infantil y un poco “bobo” por mi parte y a mis
35 años cumplidos, pero, para mí, la felicidad es alcanzar -y mantener- cierto equilibrio
emocional, a pesar de los retos y las dificultades que me propone la vida.
A partir de esto, creo que los demás propósitos tienen
fácil resolución. En este año 2015, quisiera ser más organizada. Dicen que la
organización es la clave del éxito y yo, durante mucho tiempo, me he dejado
llevar por las circunstancias sin probar a controlarlas. Ha llegado el momento
de dejar atrás la pereza que a veces me acompaña, sobre todo los fines de
semana. El año pasado ya hice unos pasos en esta dirección y he de confesar que
me he sentido, en general, bastante satisfecha por lo que he conseguido.
Quiero aprovechar mis horas libres para ir al
gimnasio y para mejorar este blog. El gimnasio, como ya saben mis pocos
lectores, es un punto firme de mis propósitos de siempre. En los primeros meses
del curso 2014-2015, he conseguido ir, pero no con la frecuencia que considero
necesaria para obtener una verdadera mejora de mi estado físico. Entre el
trabajo que se me acumula y la llegada de la época de las vacaciones navideñas,
he perdido la costumbre dando prioridad a otros asuntos. ¡Y se acabó! Ya tengo
mi mochila preparada.
Por lo que respeta al blog, me gustaría dedicarle
unos momentos fijos a lo largo de cada semana. Para mí ha sido un gran avance
empezar a escribir y un gran reto empezar a manejarme en el mundo de internet,
más allá de las búsquedas de Google, los videos de You Tube o los correos electrónicos.
Es muy entretenido, pero al mismo tiempo agradable, enterarse sobre recursos de
diseño y fotografía, cosas que antes ni tan siquiera llamaban mi atención.
Otro propósito que ya he empezado a llevar a cabo
es incrementar mi nivel de inglés, tal y como se intuye de la introducción de
esta entrada. Siempre me ha motivado mucho el aprendizaje de idiomas
extranjeros – bien, de idiomas en general, hasta de lenguas muertas – y estudié
inglés en el cole y luego en la universidad. Sin embargo, como pasa a menudo,
si la lengua aprendida no se emplea en la vida cuotidiana, muy fácilmente el
cerebro deja de considerarla útil y la arrincona sin piedad. Tengo un objetivo
muy claro: sacarme el Advanced.
Quiero ser un poco más ahorradora. En mi búsqueda del
equilibrio, he de tener muy presente la necesidad de controlar mis impulsos
gastadores. No me hacen falta todos los productos de Make Up que compro. He de centrarme solo en lo que es bueno y útil,
como los productos de Skin Care y
para el cuidado del cabello. Ya tengo suficientes bases, coloretes y paletas…
Por cierto, mi próxima entrada la dedicaré a unas new entries que satisfacen mis veleidades de coleccionista.
Para acabar, he de confesar que tengo otro sueño
por realizar… Me gustaría tener la oportunidad de encontrar un nuevo trabajo…
Hace tiempo que me siento estancada en el que tengo y creo que necesito aires
de cambio. Los cambios son imprescindibles en la vida de las personas. Es cierto
que a veces son malos, pero también pueden ser buenos. Y hay que pensar que lo
serán, porque, si no, no hay manera de avanzar un poco.
Siempre nos repetimos que solo hay una vida, que
hay que vivirla lo mejor que se pueda, incluso cuando las circunstancias nos lo
ponen difícil. Sin embargo, a veces no hacemos nada y nos quedamos acurrucados
en nuestra zona de comodidad, incluso cuando esa zona hace tiempo que ha dejado
de ser cómoda. No quiero rendirme, no lo quiero en absoluto. Haré mis deberes
para mejorar, para levantarme del rincón, para buscar algo que despierte mis
intereses y despeje mis capacidades.
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