Mi madre, como todas las madres, tiene un repertorio de frases hechas que
utiliza hábilmente según la ocasión. Una de sus preferidas es “La costanza
premia!”. La escribo en italiano, porque es la lengua en que mi madre me habla y traducirla desvirtuaría, para mí, la fuerza de su mensaje. Todo el mundo sabe que ser
constantes no es fácil.
Constancia y disciplina son imprescindibles, cuando nos
planteamos algún reto importante. Pero, al mismo tiempo, conllevan cierto grado
de implicación personal y de sacrificio, que no siempre estamos dispuestos a aceptar.
Tengo una amiga que no veo muy a menudo, porque nos separan muchos
quilómetros y nuestros ritmos de vida no nos permiten visitarnos con la
frecuencia que nos gustaría. A pesar de esto, cada vez que nos vemos, es como si
nunca hubiese pasado el tiempo. Nos conocemos desde los catorce años – ahora no
quiero hacer sumas – y hemos vivido juntas muchas experiencias en nuestra
adolescencia y juventud.
Mi amiga, que, a pesar de mucho latín, acabó siendo educadora social, ha
ido elaborando un proyecto muy suyo, que durante mucho tiempo no ha podido
desarrollar a causa de circunstancias adversas. Sin embargo, ella
no ha dejado de trabajar en su idea, no ha dejado de mejorarla, de
perfeccionarla, al mismo tiempo que hacía otras cosas para poder seguir
adelante.
Ha diseñado y realizado una maleta didáctica, pensada para niños pequeños, que
trabaja la higiene dental y ayuda a superar el miedo al dentista. La maleta en
sí y el que contiene son fruto de su creatividad, de su amor para las cosas senzillas, de su tiempo y de su tenacidad.
Ahora, por fin, ha tenido su reconocimiento. La semana pasada, la
entrevistaron en Telemadrid, preguntándole
sobre lo que hacía con su espléndida maleta didáctica. Ella estaba guapa y
serena, sonriente y positiva. Con los ojos muy abiertos y la sonrisa franca. Mirándola
y escuchándola, volvieron a mi mente recuerdos e imágenes de nuestras vidas pasadas.
Me sentí muy orgullosa de ser su amiga, como si su éxito fuera una señal para
mí. “Un segno del destino”, como solíamos decir nosotras, siempre que nos pasaba
algo inesperado, que no sabíamos cómo intepretar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario