La semana pasada fui al centro comercial Diagonal Mar de Barcelona, porque había prometido a mi hijo
llevarlo al cine a ver la nueva película de Doraemon.
No tenía intención de ir de rebajas, cosa que, por otro lado, no me gusta
especialmente, porque nunca acabo de encontrar algo que valga la pena y… gastar
por gastar… Digamos que contraviene a mis buenos propósitos del 2015. Por lo
tanto, iba a pasarme dos horas sentada en una butaca mirando al gato cósmico y
sus amigos.
He de decir que llegamos bastante pronto y, después de comprar las entradas,
nos sobraban bien bien tres cuartos de hora. Un tiempo absolutamente
aprovechable desde mi punto de vista. Decidí que podía pasar un momento por la
tienda de Sephora, justo para ver qué
habían rebajado.
Las rebajas de Sephora
normalmente tampoco son nada del otro mundo, siempre y cuando no busques cofres
navideños de su propia marca, ediciones limitadas demasiado caras, cremas y
perfumes que no han acabado de tener el éxito esperado.
A pesar de todo, entré con el niño enfurruñado a
merodear entre los estantes y… Surprise
surprise… ¡una paleta de Nars de oferta!
Nars es una marca que me gusta por su estética y
por su manera de entender el make up
como algo jocoso y divertido[1].
Los productos se presentan en envases negros, de tacto gomoso, con el nombre de
la firma escrito en letras blancas mayúsculas y nada más. Han apostado
claramente por la sencillez del diseño, queriendo decir que lo que importa no
es el contenedor sino el contenido. Un poco en la línea de lo que hace MAC,
siempre y cuando no se trate de alguna edición limitada. En el mundo del maquillaje, el negro es el color de los profesionales.




Lección aprendida. Mujer de poca fe, nunca más digas que las rebajas de Sephora no valen la pena.
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